Quién no ha querido a una diosa licántropa
En el ardor de una noche romántica Mis aullidos son el llamado
Yo quiero un lobo domesticado
Por fin he encontrado un remedio infalible que borre del todo la
culpa
No pienso quedarme a tu lado mirando la tele y oyendo disculpas la vida
me ha
dado un hambre voraz y tu apenas me das caramelos
Me voy con mis piernas y mi juventud por ahí aunque te maten los celos.
viernes, 7 de agosto de 2009
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